Contactar con la Forma de Cristo

Es fundamental contactar con la Forma de Cristo porque transforma tu mente y corazón, dándote una nueva forma de vida en el Reino de Dios. He 10. 5-22

Adicionalmente, el testimonio de Dios sobre Jesucristo es el mensaje divino que fundamenta tu fe. 1ª JN 5. 1-12

Las promesas de Dios regeneran tu vida en Cristo, constituyendo el fundamento esencial de tu esperanza de salvación. Creyendo en el Hijo de Dios, obtienes la salvación y la vida eterna. S JN 20. 31

Finalmente, la Palabra de Dios, inscrita en tu corazón, tiene el poder de salvar tu alma, perfeccionando tu conocimiento sobre la voluntad del Padre, regenerando tu vida en Cristo para la eternidad con Dios. 2ª Tim 3. 14-17

Jesucristo es el tesoro divino, escondido en el mensaje proclamado por el Espíritu Santo.

Los profetas que hablaron de la gracia predestinada por Dios para tu vida en Cristo investigaron diligentemente este misterio. Pero, este tesoro fue oculto hasta que el propósito de Dios se cumpliera en tu vida.

Dicho tesoro divino es la palabra de la vida eterna que Dios predestinó para inscribir en tu mente y corazón, manifestando las riquezas celestiales de tu Nueva creación como Hijo de Dios.

Este es uno de los grandes beneficios que ofrecen los recursos educativos de la Educación Bíblica.

Todos tenemos un nivel de fe, pero si no está guiada por la doctrina de la salvación en Cristo, es como un barco perdido en el mar, sin dirección ni destino.

Por lo tanto, tu fe necesita la doctrina específica de la salvación de Cristo, y no las fábulas artificiosas de quienes promueven las palabras motivacionales que solo exaltan las emociones pasajeras de la vida natural.

La Educación Bíblica te proporciona el conocimiento de la verdad de Cristo, estableciendo tu vida en el Reino de Dios.

Porque el Cuerpo de Cristo, al que pertenecen, fue creado en el cielo antes de la fundación del mundo.

La Nueva creación celestial de Cristo manifiesta la elección, redención y adopción de los Hijos de Dios, creados en Cristo Jesús para ser santos y sin mancha en el amor del Padre.

Además, esta Nueva creación celestial define el propósito del Padre, el plan que Dios concibió en sí mismo para la edificación universal del Cuerpo de Cristo, creado en el cielo y manifestado en la tierra por el Espíritu Santo.