En el corazón de cada creyente reside una chispa divina que anhela ser avivada. La conexión con Dios no solo transforma nuestra vida, sino que también nos impulsa a vivir con propósito y pasión. Al sumergirnos en la Palabra, descubrimos la riqueza de su amor y la profundidad de su gracia, lo que nos permite crecer en nuestra fe y reflejar su luz en el mundo. Cada experiencia, cada desafío, se convierte en una oportunidad para fortalecer nuestra relación con Él y ser testigos de su poder en nuestras vidas. Juntos, exploremos este viaje espiritual y descubramos la virtud de ser Hijos de Dios.